MÁLAGA | La guionista, dramaturga y periodista malagueña Marga Dorao presentará en la Asociación de la Prensa de Málaga su primera obra,  El verano de los lugares fríos (Ediciones Bohodón), una novela corta en la que se habla de desigualdades y pasados no asimilados en el Nueva York de finales de los 80 y que ya presentó el pasado 2 de mayo en la Feria del Libro acompañada del también escritor Sergio Sarria.

El encuentro será el martes, 21 de mayo a las 19.00h. en la Sala de Prensa Joaquín Marín (c/ Panaderos, 8, 1º) con entrada libre hasta completar aforo.

Dorao, miembro de la Asamblea de Mujeres Periodistas de la Asociación de la Prensa de Málaga, vivió cinco años en Manhattan: “Aunque siempre he escrito ficción, curiosamente, dejé de hacerlo durante ese período, y ahora, cada vez que vuelvo a la gran manzana, regreso a casa con mil y una ideas”. El verano de los lugares fríos, asegura, “es el fruto de una de esas ideas”. “En mis últimos dos años en Nueva York, tuve la suerte de vivir en pleno SoHo, y no pasaba un sólo día en el que no me preguntara cómo habría sido vivir allí en los 80”.

Poco después de regresar a Málaga comenzó a escribir esta novela “sin saber muy bien a dónde se dirigía la historia”. Y fue tan sólo al terminarla cuando se dio cuenta de que, “consciente o inconscientemente, estaba escribiendo sobre la gentrificación, algo de lo que hablamos mucho últimamente, sobre todo en ciudades como Málaga, pero cuyos peligros no terminamos aún de entender”. “Al final, lo que para unos son ‘mejoras’, para otros son, inevitablemente, ‘pérdidas’. De un hogar, de una identidad, de una vida. De todo lo que son”, asegura.

La obra

La historia de su debut literario transcurre durante el mes de julio de 1988, uno de los más sofocantes registrados en Manhattan. Los vecinos del 237 de la calle Sullivan viven sus días sin saber que el desarrollo inmobiliario de lujo que está arrasando el sur de la isla está a punto de poner en jaque su futuro.

Regentado por Manuel, un joven mexicano que sueña con encontrar un amor como el de su padre, que cruzó el Río Bravo a nado para estar junto a su madre; el pequeño edificio del SoHo está habitado por personajes tan dispares como llenos de alma.

En el primero nos encontramos con el viejo Andrew Lipstein, que desde que enviudó acude cada día a Washington Square Park a jugar al ajedrez contra Malcolm, un afable hombretón negro con quien solo tiene en común el tablero. Desde que murió su mujer, Andrew no ha levantado cabeza, a pesar de que su relación, una de los pocas multirraciales de su época, fue, cuando menos, complicada.

En el segundo, habitan Lu y Maurice Bérthier-Pérez, dos hermanas tan diferentes como la forma que ambas han elegido para superar la trágica muerte de sus padres: mientras Maurice se refugia en sus estudios, Lu viaja sin rumbo definido. Lo que no sabe Maurice es que su hermana está en Málaga buscando a su abuela Benita, a quien nunca llegaron a conocer.

La tercera planta está ocupada por el infeliz matrimonio de artistas frustrados formado por Henry y Clothilde Abbott. El hecho de que ambos fueron maltratados de pequeños, Henry físicamente y Clothilde psicológicamente, no ayuda, sino que perjudica su relación.

Y en la cuarta, Linda, la incansable e inquebrantable activista que se mudó a Nueva York desde su Misisipi natal para luchar contra las injusticias sociales, que encontrará, a apenas quince minutos de su barrio, la mejor causa de su vida.

Aunque El verano de los lugares fríos es una historia de ficción, los conocidos como altercados del parque de Tompkins Square, que llevaron a un violento enfrentamiento de vecinos y policía en la calurosa noche del 6 de agosto de 1988, tuvieron lugar en realidad.

Si bien de los informes policiales se desprende que los manifestantes habían comenzado los disturbios, numerosos testigos entre los que contaban el escritor Allen Ginsberg y el fotógrafo del New York Times, Angel Franco, aseguraron que algunos agentes de policía cargaron contra parte del grupo sin haber sido provocados, llegando a golpear incluso a personas que tan solo estaban observando y no eran parte de la manifestación.

La autora

Malagueña que se ha pasado media vida con la maleta a cuestas, Marga Dorao es licenciada en Ciencias de la Información y Máster en Relaciones Internacionales, además de Experta en Comunicación Institucional y Cultural.

Como guionista ha escrito varios cortos por encargo y está desarrollando varios proyectos de series que han pasado por Iberseries Platino Industria, Ibicine, el Festival de Cine de Alicante e IsLABentura Canarias, y recientemente ha obtenido una Ayuda del Festival de Cine de Málaga por producir su corto Tarde y mal co-escrito con la también malagueña Nuria Cabello, junto a quien también lo dirigirá.

Como dramaturga, ha escrito y dirigido seis obras de teatro breve, y su obra larga Múltiple, se estrenó en el Teatro Echegaray de Málaga dentro del ciclo de producción propia del Ayuntamiento de Málaga, Factoría Echegaray.

Y como escritora de narrativa, además de escribir El verano de los lugares fríos ha participado en varias publicaciones colectivas de relatos breves.