Los números redondos siempre tienen magia. Cincuenta, cien, cientoquince, son cifras que parecen símbolos, hitos en un camino que nos indica que hemos llegado tan lejos. Ahora la Asociación de la Prensa de Málaga cumple 115 años  de vida, que a lo mejor son incluso más si los historiadores pudieran demostrar concienzudamente que esta organización profesional empezó a andar allá por el año 1895, como aparece en algunos estudios de mi buen amigo el profesor García Galindo. Pero  años más o años menos, lo cierto es que tenemos mucha historia a las espaldas.

Esta Asociación ha vivido la efervescencia informativa de la Primera Guerra Mundial, de la dictadura de Primo de Rivera, del derrocamiento de Alfonso XIII y la proclamación de la II República, la Guerra Civil, la  Segunda Guerra Mundial, la dictadura franquista y por último la transición y la democracia. En todos esos capítulos de nuestra historia cercana el periodismo tuvo que enfrentarse a retos difíciles, en los que los reporteros se jugaban la vida o la cárcel (recordemos que dos presidentes de la Asociación murieron violentamente a lo largo de estos conflictos, Eduardo León y Serralvo, prácticamente su fundador, y Vicente Davó, y que otros 22 asociados  murieron también violentamente en este periodo).

Eran, como ahora, tiempos muy complicados para ejercer el periodismo y si hoy te juegas el puesto de trabajo, en aquellos años confusos de la guerra civil española te jugabas la vida.  Fueron etapas controvertidas donde la organización profesional  las pasó canutas para defender la libertad de prensa y a los periodistas en el ejercicio de la profesión. También es cierto que en otros momentos convivió y contemporizó con el llamado Régimen, lo que le valió más para defender intereses y consignas que nada tenían que ver con la búsqueda de la verdad, que es la esencia del periodismo. También en algunos casos se buscaba el interés personal de periodistas de los llamados “adictos” al sistema donde la libertad de información brillaba por su ausencia.

La Asociación en estos 115 años siempre ha estado gobernada por hombres, algunos  de ellos dando luego el salto a la política como ocurría en casi toda la profesión en España .En estos años de existencia de la Asociación ha tenido 27 juntas directivas y 18 presidentes. El que estuvo más tiempo al frente fue Francisco Sanz Cagigas, que fue presidente desde 1951 hasta 1983, año en que le sustituyó Joaquín Marín.

En una sociedad civil donde la mujer no podía ni siquiera votar se entiende que asociaciones como la de la prensa no tuvieran en sus juntas directivas ninguna mujer, como pasaba también en los periódicos con redacciones solo de hombres. Sin embargo esto ha cambiado afortunadamente. Por primera vez en ese siglo y cuarto de existencia, la Asociación de la Prensa de Málaga tiene al frente a una presidenta que viene a confirmar una nueva actitud y   un concepto global, amplio, de más sensibilidades y más justo con la realidad. A eso le sumamos la Asamblea de Mujeres Periodistas, una excelente iniciativa de un grupo de compañeras que ha marcado un hito no solo en nuestra historia colegial, sino en toda la historia del asociacionismo de periodistas en España.

Nunca han corrido buenos tiempos para ir por ahí contando las verdades del barquero. Unas veces porque esas verdades estaban censuradas o sesgadas y otras porque la transparencia, que es una palabra desgastándose de tanto usarla, era y sigue siendo un atrevimiento que no gusta a los que ostentan poder. Contar la verdad se está convirtiendo cada día más en un riesgo muy difícil de asumir en un escenario donde la precariedad es la espada de Damocles para que te andes con cuidado.

No quiero decir tampoco, que estos tiempos sean peores que los anteriores, donde se practicaba un periodismo de partido, donde los medios y los periodistas eran general y descaradamente defensores de una opción o de otra. Y tampoco quiero decir que ahora no sea así, pero lo es menos y  cuando lo es se intenta disimular. Contar los hechos es sagrado en el periodismo y últimamente se tiende más a contar más las opiniones que las noticias.

Ahora con la nueva Junta Directiva y con la primera mujer presidenta de nuestra historia, Elena Blanco, afrontamos otros retos, otros desafíos, que no están tampoco exentos de esfuerzos, sacrificios y desafíos. Y por supuesto del peligro de la Libertad.