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Glosar la vida del periodista Gonzalo Fausto García Morillas, Medalla de Honor de esta Asociación, es una labor inabarcable. Esto no solo es debido a la actividad que desarrolló durante toda su vida profesional, sino también porque, ya jubilado, su actividad era intensa, especialmente en nuestra Asociación de la Prensa de Málaga, con la que siempre colaboró y en la que hubiera cumplido el próximo mes de noviembre medio siglo como miembro. El vídeo que acompaña a esta información reproduce parte de la última entrevista que concedió Gonzalo Fausto a esta casa, en junio del año pasado, con motivo del 115 aniversario de la APM. En reconocimiento a su trayectoria profesional, la Asociación solicitó al Ayuntamiento de Málaga el 20 de diciembre de 2019 una calle con su nombre, que ya recibirá a título póstumo.

Gonzalo Fausto García Morillas, conocido como Gonzalo Fausto, nació en Córdoba en 1927. Es un niño de la guerra, circunstancia que tanto le marcó, como relata su buen amigo Andrés García Maldonado, Presidente de Honor de la Asociación de la Prensa de Málaga y la Demarcación del Colegio de Periodistas en Málaga. Hijo del periodista y librero Eugenio García Nielfa y de Juana Morillas Trujillo. Eran ocho hermanos (Eugenio, Álvaro, Julio, Jesús, Isabel, Alfonso, Gonzalo y Teresa); muy unidos. Su padre, nacido en Filipinas, era íntimo amigo de Blas Infante; Eugenio fue un primigenio valedor y difusor del vocablo “hispanidad”. Su abuelo, el capitán Blas García Hernández, fue uno de los verdaderos últimos de Filipinas.

Gonzalo Fausto comenzó a trabajar desde los dieciséis años, cuando fue destinado a Radio Linares. Con dieciocho años realizó el servicio militar en Ceuta. Tras finalizar su servicio militar, se trasladó a Tetuán (Protectorado español) donde desempeñó labores periodísticas en Radio Dersa y también desarrolló su carrera como actor, entre otras ocupaciones. Uno de sus programas más recordados en Radio Dersa era el espacio infantil “Radio Chupete”, donde representaba el papel del Mago Kakumen. Tras la independencia de Marruecos en 1956, fue destinado a Badajoz. Contrajo matrimonio en 1960 en la ciudad de Melilla, con María Luisa Weil Sánchez.

En Badajoz fue redactor del periódico “Hoy”. Además, en dicha plaza también desarrolló su carrera radiofónica. Fue en dicha localidad donde nacieron sus tres hijos (Augusto, Gonzalo y Joaquín). En 1971 se traslada a Málaga, “mi Málaga” en sus propias palabras. En toda su vida tan solo ha tenido dos amores: su querida esposa María Luisa y su Málaga. Es un malagueño de corazón, ya que, a pesar de no haber nacido en Málaga, esta es la ciudad de su elección, de su predilección. Al llegar a Málaga, es recibido por el público entusiasmado, ya que su fama le precedía. En nuestra ciudad trabajó en varios medios, en los que se dedicó a multitud de labores. Algunos ejemplos son: Radio Juventud de Málaga, de donde es muy recordado su programa “Cartas al viento”. Además, trabajó en el desaparecido diario “Sol de España”. Por otra parte, fue el delegado en Málaga de la Agencia Europa Press. En dichos medios se ha dedicado, entre otros, a los siguientes contenidos: sucesos, toros (con los seudónimos de Álvaro Albero y Juan Verdades), crítica de arte, crónica municipal, cosas de Málaga. Siempre ha estado a favor del periodismo a pie de calle, en busca de la noticia IH (de Interés Humano). Ha tenido la capacidad de desarrollar todos los mencionados trabajos simultáneamente

Es de señalar su estrecha vinculación con el Colegio de Titulares Mercantiles de Málaga. Su esposa, María Luisa Weil falleció en 2018. Gonzalo tenía profundas convicciones religiosas.

Ha sido distinguido con multitud de reconocimientos, entre ellos la Antena de Oro en 1966. Así mismo, recibió un galardón del Ayuntamiento de Málaga por su destacada labor periodística en favor de nuestra ciudad.

Ha sido seleccionado por el caricaturista malagueño Idígoras para su galería de “Hijos Ilustres de Málaga”, junto al “gran pintor paisajista Joaquín Capulino Jáuregui, con calle en Huelin”, según cita literal de la obra.

Tras jubilarse, no cesó en su actividad, ya que, a diario, leía (más bien estudiaba), escuchaba radio (al tiempo que tomaba notas) y colaboraba con la Asociación de la Prensa de Málaga, lo que nunca dejó de hacer hasta unos días antes de su fallecimiento. Una de sus más recientes actividades fue el estudio de la obra “Un siglo en 12 meses”, promovida por el Archivo Municipal de Málaga, de la que ya leyó con entusiasmo los siglos XV, XVI y XVII. Estos volúmenes forman parte del Proyecto de Comunicación y Difusión del Plan Estratégico del Sistema Municipal de Archivos. Gonzalo consideraba que el estudio de esta obra debería ser obligatorio, al menos para los periodistas malagueños.

Era un brillante orador. A pesar de su avanzada edad, no leía sus conferencias, sino que tan solo se apoyaba en su memoria. Su entusiasmo y ganas de aprender los mantuvo intactos hasta el último momento. Fue un excelente periodista, maestro de varias generaciones y ante todo, buena persona. Desde la Asociación de la Prensa de Málaga lamentamos profundamente su pérdida y enviamos nuestro más sincero pésame a sus hijos, nietos y amigos.