MADRID/ FAPE 22.11.2021 | El presidente de la Federación de Asociaciones de Periodiostas de España (FAPE), Nemesio Rodríguez, ha alertado sobre los daños que la desinformación causa a la democracia mediante campañas orquestadas y dirigidas a debilitar los sistemas de libertades con el objetivo de imponer un discurso que no se corresponde con la realidad.

El ataque a los valores democráticos con noticias falsas, bulos y mentiras busca que  los ciudadanos no se informen adecuadamente y sean más fácilmente manipulables”, ha afirmado Rodríguez en la presentación del libro-guía Fake News, de las periodistas Carla Pina García y Cristina Martín Frutos y editado por “Conciencia Editorial”.

Cuanto más simples, sorprendentes, extravagantes e insólitas son las noticias falsas más se difunden. Y cuanto más apelen a los prejuicios, los odios o los miedos de un determinado sector de la sociedad, más se difunden”, ha señalado el presidente de la FAPE. En el caso de la pandemia,  ha añadido, miles de bulos y mentiras sobre tratamientos delirantes y advertencias disparatadas sobre los riesgos de las vacunas suscitaron dudas, debilitaron las campañas de vacunación y promovieron la desconfianza hacia la ciencia, las instituciones y los sistemas de salud, poniendo en riesgo la vida de las personas.

El presidente de la FAPE también mostró su preocupación por el hecho de que la mentira haya dejado de tener en muchos casos un coste político, lo que alienta a los representantes públicos a engañar abiertamente a los ciudadanos. El acto de presentación de Fake news contó también con la intervención de la editora, Constanza Cervino, el psicólogo Guillermo Fouce y el periodista Óscar García, que moderó el coloquio posterior.

Datos complementarios publicados por FAPE en su página web: 

El 50% de los estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) no es capaz de distinguir un titular falso frente a otro verdadero sobre un mismo tema.

Así lo revela una investigación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) realizada con el apoyo de una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales de la Fundación BBVA.

-Seis de cada diez no conoce el nombre de ningún periodista porque sus referentes informativos son solo los influencers. Hubo encuestados que mencionaron hasta 14 redes sociales distintas y 31 influencers en su menú de consumo mediático habitual.

-Los estudiantes entre 11 y 16 años utilizan de forma continua los dispositivos móviles, entrando en internet y accediendo a la información, pero sin tener la madurez suficiente. Consumen, además, de manera compulsiva material audiovisual, pero sin pausa para digerir los contenidos. Esto hace más fácil que se crean todo por falta de capacidad crítica y de buscar otras fuentes, ha indicado la coordinadora del mismo y profesora en la universidad Eva Herrero.

-También detectó que el 16% de sus profesores no sabe qué es la alfabetización mediática, y cuatro de cada diez la confunde con la alfabetización digital.

-Acuña el término de “ingenuidad mediática, sobre todo entre los adolescentes: se creen todo lo que aparece en una red social o en una plataforma, todo lo que sale de su móvil; para ellos todo es un medio de comunicación social y no distinguen si es opinión o información, simplemente se lo pasan, se lo tragan, y dan por válidas ideas y creencias de esos líderes que siguen en las redes sin valorar si tienen alguna base real.

-Por ejemplo, nos contaban en una escuela que alguna vez, cuando han restringido tiempo de recreo a algunos alumnos por mala conducta, se han presentado en dirección con un vídeo de un youtuber sobre que el castigo escolar es una violación de derechos.

-Según el Digital News Report España 2021, informe coordinado por el Reuters Institute de la Universidad de Oxford, el 67% de los usuarios españoles declara estar inquieto por la desinformación.

  • Las informaciones falsas han existido toda la vida. Otra cosa es que, a través de las redes, tengan una velocidad extraordinaria. Sin ninguna duda que circulan por la acción de las redes sociales. Unas se difunden mediante robots pero también están pensadas para hacer negocio, cada clic es un mínimo ingreso. Son como mafias que sacan dinero. Y también son instrumento de grupos de presión. La idea es vieja: pretenden que una mentira repetida muchas veces sea verdad. Hay que controlarlas, respetando la libertad de expresión, que es un derecho, claro. Pero no de los robots.
  • El riesgo es que uno termine sin buscar la verdad. Las fakes son armas de distracción masiva. Existe el riesgo de que los lectores terminen por distraerse por daños falsos.

La mayoría reconoce haber estado expuesto a bulos sobre el coronavirus (60%) o sobre asuntos políticos (50%) en la semana previa a la realización de la encuesta. Se trata de porcentajes muy elevados en comparación con los 46 países analizados en el estudio, cuya media ronda el 58% de ciudadanos preocupados por la desinformación.

En definitiva, tenemos un problema muy serio con la desinformación.