MADRID, 27/06/2017 | FAPE. Según informa el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa de México, el cuerpo calcinado del periodista Salvador Adame fue localizado el 14 de junio por agentes de la Policía y el Ejército mexicanos en un lugar conocido como Barranca del Diablo, dato que precisó el fiscal de Michoacán, José Martín Godoy, en una rueda de prensa.

Adame, propietario de un canal de televisión local, había sido secuestrado a mediados de mayo en Nueva Italia, en el centro de Michoacán, una de las regiones más golpeadas por la violencia ligada al crimen organizado.

La fiscalía michoacana había calificado su desaparición en un primer momento como un secuestro por «asuntos de faldas» y deudas económicas, sin embargo, parece probado que Adame indagaba una gasolinera con probables fondos del crimen organizado en colusión con autoridades.

El secuestro de Adame ocurrió dos días después de que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, se comprometiera a fortalecer los mecanismos para garantizar la seguridad de los periodistas y a combatir la impunidad, como respuesta al asesinato de Javier Valdez, un reputado reportero cuya muerte ha sido condenada dentro y fuera del país por organizaciones como la Federación Internacional de Periodistas (FIP), la Federación de Periodistas de América Latina y El Caribe (FEPALC) y la FAPE, integrada en la primera y que mantiene un convenio de colaboración con la segunda. Los comunicados emitidos por estas organizaciones profesionales, entre otras, sirvieron para que el Gobierno Federal y los de los estados de la República de México mantuvieran un encuentro para hablar sobre la necesidad de apoyar, de manera formal y decidida, a los trabajadores de los medios.

México es considerado el tercer país más peligroso para ejercer el periodismo en el mundo, según la ONG Reporteros Sin Fronteras.

Antes de Valdez, también corresponsal del diario La Jornada, otros cuatro periodistas habían sido asesinados este año en México: Cecilio Pineda, Ricardo Monlui, Miroslava Breach y Maximino Rodríguez.

Desde el año 2000, han sido asesinados más de 100 periodistas en el país, de los cuales 11 lo fueron en 2016, una cifra récord. Según organizaciones de derechos humanos, más del 90% de estos crímenes siguen impunes.